Teoría de San Agustín

Una de las figuras más destacadas de la historia del cristianismo es San Agustín. Este hombre de fe y acción mantuvo viva la llama de la esperanza en dios padre. La teoría de San Agustín es rica en profundidad sobre lo divino junto a lo racional. Este santo da pie a un universo complejo sobre la unión divina con el hombre.

Fue básicamente un hombre de fe. Su palabra trascendió todo el pensamiento cristiano del primer milenio después de la venida de Jesús. Este bebió de los conceptos platónicos y aristotélicos, para forjar una filosofía acorde a la revelación de la verdad divina y la fe inmutable.

San Agustín fue santificado como retribución a su servicio indiscutible al pensamiento cristiano a la ascética vida que forjo a merced de placeres innobles y lujos.

Vida y obra

Nacido en el seno de una humilde familia argelina, el santo de Hipona la ciudad elegida por dios para desarrollar la mayor parte de su vida. Vivió entre el 354 – 430 uncido de un manto sagrado para el servicio por la virtud divina.

San Agustín de Hipona surgió como un rebelde muchacho en sus comienzos con dios, luego de ciertos tropiezos a merced de la terquedad y las malas costumbres, se vio conducido a la senda correcta. Este se prometió obedecer los mandatos de su madre la cual era una devota infranqueable de la fe cristiana.

En su primera juventud se vio obligado a abandonar su tierra natal y tomar estudios en Italia, para así ir formando su carácter y cubriendo su insaciable apetito de saber y conocimiento. Era un joven apasionado por la racionalidad, siendo esta su herramienta mejor perfeccionada para pulir su teoría sagrada.

Las filosofías tradicionales de aquella en época entre Cartago, Milán y Roma lo mantuvieron extraviado del verdadero meollo cristiano. Dando pie a controversias con los fieles a estas doctrinas. Así mismo prosiguió a adoptar el maniqueísmo como filosofía personal hasta que esta no le dio razones suficientes sobre dios y el mundo.

Apartado definitivamente de esta corriente, prosiguió a consumar su vida a la profundización del conocimiento en pro de una teoría divina. Trabajando en una obra incansable sobre el matrimonio entre razón y fe.

Para San Agustín el friso entre moral, razón y fe cubren un cimiento importante en la base del carácter del hombre. El cristiano debe saber diferenciar la buena voluntad de la mala, arguyendo siempre la razón por la primera.

El pensamiento de San Agustín es rico en indagaciones de este tipo. Sobre todo sus confesiones, en las cuales aclara su abnegada decisión de servicio a dios. La teoría de San Agustín se enriqueció del pensamiento que lo precedió, de la antigua Grecia vino mucho de su repertorio para edificar la filosofía cristiana.

La filosofía de San Agustín y su repercusión

Para San Agustín el hombre es el ser donde subyacen las ideas inmortales y mortales para una perfecta comunión con lo divino. Fijando como punto de partida el alma humana. Con esto evoca a la teoría platónica, la cual destaca la inmortalidad del alma y su perfecta antonomasia sobre el reino de lo corpóreo.

El platonismo cedió gran parte de su tejido conceptual para darle forma al pensamiento de nuestro santo. Haciendo de este un propulsor de la filosofía cristiana a proporciones monumentales.

De tal manera, San Agustín de Hipona desarrollo el largo de su obra diferenciando los conceptos de bien y mal en su estructura moral. Lo moral es un filamento tan delicado que tiene la capacidad de romperse con el simple aislamiento de la virtud cristiana. Lo moralmente reprobable suele ser un paso en falso para la salvación del alma.

La palabra profesa de San Agustín repercutió en los confines de la vieja Europa. Desde su puesto de apostolado en la lejana Argelia. Donde acudió con devoción a practicar las sagradas escrituras con el ejemplo. Apóstol de la palabra de cristo en la tierra, dando ejemplo memorable para generaciones posteriores a él.

 

Conceptos básicos de la teoría Agustiniana

En San Agustín encontramos celebres pasajes sobre la naturaleza humana y su correspondiente desenvolvimiento en el mundo. El hombre hace uso de su libre albedrio para beneficio propio, pero es en el servicio a los demás donde reside el verdadero goce del alma en cuestión. La virtud cristiana por excelencia es la del servicio devoto.

En esta filosofía se vincula la primaria relación cuerpo-alma. Forma y fondo que dan vida a los hijos de dios en la tierra. Pero aquí se introduce el tinte inmortal de la mano del alma. Este sustrato espiritual y perfecto que da sentido a la vida por gracia divina. Este estipulado no se absuelve de contradicciones con otras doctrinas.

Sin embargo el sustrato de la inmortalidad del alma recorre todo el ancho de su pensamiento. A veces, tomando pasajes platónicos de mitos que este empleaba para abordar este dualismo simbólico.

San Agustín dota de cierto misticismo el hecho de estar en la tierra, ya que de aquí es menester el paso necesario para el mundo eterno de dios. Nuestro padre celestial infunde de características que se tornarían básicas para enfrentar el mundo que nos rodea. Pero las virtudes cristianas son las que labran el camino correcto.

El amor en dios; el compromiso ascético; el sagrado servicio para con los demás; la penitencia y la lectura de las sagradas escrituras.

San Agustín en la filosofía cristiana posterior

Ese hombre notable de su tiempo trascendió a toda la filosofía cristiana posterior. Dejando en firme las bases de la doctrina cristiana para los diferentes pensadores herederos de su ejemplo.

La teoría de San Agustín recorre el inmenso talante del hombre (hijo de dios) en la tierra, dando por sentado el libre albedrio y su buena ejecución al servicio de dios padre.

Como orador, pastor y erudito de la espiritualidad profundizo de manera metódica en las sagradas escrituras, entendiendo que la razón bebe de la fe y viceversa.

Su notable obra tuvo seguidores como Tomas de Aquino allá por el siglo XIII, cuando su pensamiento se encontraba firmando otra página más en la historia cristiana.

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