Oración a San Cipriano para amarrar, amansar y dominar

Santísimo, altísimo y grandísimo San Cipriano,
acudo a ti en busca de que me ayudes.
En busca de que uses todos tus dotes a mi favor,
sabes que yo sólo en ti puedo confiar plenamente.
Escucha mis súplicas, por favor, no me abandones nunca.

Me encuentro en sentimientos de desesperanza y agotamiento,
no sé qué ocurre, siento que no puedo seguir en esta lucha que me ha tocado.
Siento que todo lo que hago me sale mal y todo lo que acomodo se derrumba al segundo.
Es por eso que en este santísimo momento acudo ante ti.

Haz que (nombre de la persona) quede rendida a mis pies, que esté completamente sumisa a mis palabras.
Y que todas mis acciones sean la gloria.
Que no pueda nunca más llevarme la contraria, ni sacarme de su mente.
En ti confío y confiaré, gracias  amén.

Con la bendición de los grandes poderes
como también de la trilogía que te cuida San Cipriano (persona amada)
tiene que arrastrarse en esta hora y en este momento hacia mí
y debe estar lleno de deseo, pasión y amor para que vuelva a pedirme perdón
por haberse atrevido a mentirme y jugar con lo puro de mis sentimientos

San Cipriano, con tus mágicos poderes deberás hacer que olvide
y elimine cualquier pensamiento de otra mujer que en su cabeza pueda estar
y que vuelva a mí de una manera que todos lo vean.
Santísimo Cipriano, escucha mis plegarias
que no exista instante donde no esté buscándome,
que no haya un segundo que no quiera estar junto a mí, y que él sepa
que no habrá otra mujer tan perfecta para él como yo,
que sienta que mi amor es el aire en sus pulmones, que siempre tenga presente mi cuerpo en su mente
y que nunca salga de sus pensamientos, para que así me sea fiel.

No importa el lugar donde se encuentre o con quien esté,
lo único que importará realmente es que
él me  querrá en todo momento, porque su mente lo llevará a mí.

No habrá una noche que sueñe con otra cosa que no sea yo,
en cualquier momento que esté atravesando pensará en mí.
Siempre querrá verme, siempre querrá escucharme, siempre querrá sentir mi piel,
siempre querrá ser mi amante, mi protector y mi guía en todo momento,
me amará cada segundo del día, de tal manera que al verme será incontrolable.

Te pido a ti, San Cipriano, que lo hagas por mí sentir deseos inigualables
Que encuentre su placer sólo en mí, y que sólo me desee a mí, que su cuerpo sólo pueda reaccionar con deseo al mío

Estoy muy agradecida por saber que hoy, San Cipriano, estas  a mi lado y trabajas a mi favor
y voy a contar de tus dotes a todos como método de pago por hacerlo mío
y convertirlo en un amante enamorado, dedicado, que se esfuerce
que me sea fiel y esté lleno de deseo por mi.

Amen y gracias.

Por el gran poder que confío que tienes San Cipriano
yo en este santo momento y en este santo lugar recurro a tus magníficos dotes
porque confío que tú me puedes ayudar en este momento de desesperación
tu qué haces tanto bien como mal, confío en que contigo todo podré solventar.

A ti, a quien todos recurren, por ser uno de los más preciados y venerados.
Tu que sirves tanto para armonía como para desastres
tu que puedes armar la vida, como también puedes destruir
acudo a ti santísimo San Cipriano para que en este momento
me ayudes para que la mujer que amo no me abandone

Confío, San Cipriano, que si aún no estoy en sus pensamientos ahí tú me pondrás,
que no habrá hora ni lugar en el que mi mujer amada deje de hablar o pensar en mí.

Soñará con entrar al altar y verme ahí, pues conmigo sus sueños se harán realidad.
La familia que querrá formar, será sólo a mi lado.
Su corazón no querrá amar si no implica amarme a mí.
No tendrá ningún tipo de sentimiento ni deseo si no es por mí.

Confío en que hoy trabajas para mí, que oyes y entiendes mis súplicas,
gracias grandísimo San Cipriano, amén.

Querido, amado y venerado San Cipriano,
en este santo momento y santo lugar acudo a tu refugio,
pues no sé a dónde más ir, no sé a dónde más acudir.
Lo he intentado todo ya, pero todo parece ser en vano.
El destino no parece estar de mi lado esta vez.

He entrado en un momento de desesperación total.
Se me hace difícil incluso conciliar el sueño, mi amado señor.
Espero que me entiendas sin juzgarme, pues no vengo por mal.
Sólo Dios y tú saben que mis sentimientos en esta ocasión son puros.
Sólo Dios y tú saben que por el mal no me dejo guiar.

Haz que (nombre de la persona que quieres amar) se quede a mi lado,
no permitas que más nunca me abandone.
Y aunque amenace con partir, de la puerta nunca pueda pasar.
Haz que el amor crezca y fluya, haz que todo sea real.

Acudo ante ti en este santo momento y santo lugar porque sé que me oirás,
sé que en ti siempre podré confiar.
Dejo en tus manos mi destino, sabiendo que lo sabrás guiar.
Dejo en tus manos mi felicidad, sabiendo que la sabrás otorgar.
Gracias y amén.