Oración a San Antonio de Padua

En San Antonio de Padua encontramos al predicador y servidor de la iglesia católica por excelencia. De sus innumerables milagros destacamos el concerniente a las causas perdidas. Este hombre de fe mantuvo una relación infranqueable con la divinidad. Haciendo de su apostolado uno de los más influyentes de la historia.

Para la región que le vio nacer su carácter de orador y precursor de la excelencia de espíritu son un ejemplo para la comunidad cristiana. Trabajo duro en pro de las virtudes espirituales, y así también pereció de forma trágica a una corta edad. Sus restos fueron canonizados al poco tiempo y su leyenda prolifero desde entonces.

San Antonio de Padua es una de los santos más venerados de la religión católica. Su influencia se distribuye desde la Europa ibérica hasta Hispanoamérica.

Ejercicio de fe desde la primera juventud

La fe mueve montañas en pro de la excelencia del espíritu. Los devotos de la religión católica comparten una similitud de creencias que hacen contacto con lo más elemental de la convivencia y el amor.

Para este servidor de la iglesia su orden de sacrificio marcó una clave en la visión que se tenía de la vida espiritual hasta entonces.

San Antonio de Padua nació en una población de pequeña de la Lisboa de comienzos del siglo XII en la Portugal gobernada por monarquías. De cuna un tanto cómoda, nuestro santo se vio siempre hecho para la educación de alta calidad. Desde pequeño se vio inmerso en unas costumbres religiosas muy arraigadas en la familia.

Se sirvió de la estructura rígida y proverbial de la orden de los franciscanos para educar su espíritu de forma categórica. Rompiendo esquemas desde muy temprana edad, haciendo eco de su talento innato para la sabiduría del espíritu que posteriormente le ayudaría a impartir sus memorables misas y oratorias.

Oración a San Antonio de Padua, patrono de las causas perdidas

Entre la comunidad católica existe la creencia de que San Antonio puede conceder milagros a sus devotos seguidores. Entre estas la creencia más difundida es la de poder recurrir al santo para contestar suplicas por causas perdidas.

Las causas perdidas pueden traducirse como deseos, que a la luz racional parecen ser inalcanzables; como un viaje en barco por el mediterráneo. Algo que para algunos puede ser algo difícil de conseguir, en cuanto a presupuesto se refiere.

Otros tantos le atribuyen un poder especial que puede ser intercesor directamente con el poder de Jesús. Por ello, algunos pintores clásicos, y también los renacentistas solían plasmar al santo lisboeta con el niño Jesús cargado entre sus brazos.

La oración a San Antonio de Padua es conocida por brindar una luz de esperanza para el devoto acongojado. Si en cuestiones de la vida cotidiana se ve inmerso en situaciones que parecen sobrepasar su calma y cordura; este le brindara el aliento necesario para seguir adelante.

Los enamorados en busca de una oración a San Antonio de Padua

En el corazón de los humanos reside el deseo de ser correspondido por ese par que le sea de compañía y aliento para enfrentar la vida codo a codo. En gran parte de Europa y sobretodo Hispanoamérica se ha difundido la creencia en los poderes que tiene este humilde santo para atraer al amor y los buenos partidos a las mujeres.

En este particular hay una leyenda originaria que da sentido a esta creencia popular. Por lo que se sabe en un pequeño pueblo de Padua en Italia una huérfana de sencillo corazón se encontraba en un estado de pobreza muy cercano a la miseria.

Esta noble mujer acongojada por el destino que le deparo la vida se conjuró a la buena de dios y la protección de San Antonio de Padua para que le ayudara a encontrar un compañero con quien compartir su vida y alivianar su soledad.

De esto que según la leyenda se le apareció en persona el santo el cual le entrego un trazo de papel con una descripción desconocida. Para la joven la impresión fue intensa, pero no en vano adquirió mayor fe y seguridad en la ayuda del santo por su buena causa.

Entre lo que le propuso al santo estaba cambiar ese pedazo de papel por una cantidad de oro equivalente a su peso. La joven no lo creyó, dudo al instante, pero su fe fue más fuerte y contraproducente a la razón fue a cambiarlo al joyero más cercano.

Después de todo, la joven no tenía nada que perder. Urdió sus mejores argumentos para que el joyero accediera a tan descabellada idea. La peso y fue tal cual como el santo lo había predicho. Pero el encuentro entre estos dos fue la semilla de lo que se convertiría en un amor tan fuerte como el oro sólido.

Es así, como San Antonio de Padua se hizo famoso por ser un cupido de la comunidad católica. Y más aún entre las mujeres, las cuales se encomiendan a él con la gracia de las quinceañeras en busca de su príncipe azul.

Canonización y oración a San Antonio

San Antonio ha protagonizado una verdadera revolución en la fe cristiana, luego de su muerte su pensamiento y oración fue ampliamente difundida por los altos magnates de la iglesia. Su legado ha sido participe de la comunión de dios con las personas sencillas, las cuales habían sido golpeadas por una ola de herejías.

Este hombre de dios fue canonizado por mano del papa Gregorio IX quien luego de su muerte comprobó los alcances milagrosos de su espíritu en los fieles.

Para honrar a tan ilustre elemento de la historia cristiana y la iglesia católica he aquí la oración que se desprende de una devoción infinita hacia alguien que entrego su vida al servicio de la virtud cristiana.

La principal oración a San Antonio de Padua

¡Oh admirable y esclarecido protector mío, San Antonio de Padua! Siempre he tenido grandísima confianza en que me habéis de ayudar en todas mis necesidades, rogando por mí al Señor a quien servisteis, a la Virgen Santísima a quien amasteis y al divino Niño Jesús que tantos favores os hizo. Rogadles por mí, para que por vuestra poderosa intercesión me concedan lo que pido.

¡Oh Glorioso San Antonio! Pues las cosas pérdidas son halladas por vuestra mediación y obráis tantos prodigios con vuestros devotos; yo os ruego y suplico me alcancéis de la Divina Majestad el recobrar la gracia que he perdido por mis pecados, y el favor que ahora deseo y pido, siendo para Gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.

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