¿Qué sabían Adán y Eva?

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Cuando considera a nuestros primeros padres y su pecado original, el Catecismo de la Iglesia Católica observa: “Criatura espiritual, el hombre sólo puede vivir esta amistad [con Dios] en la libre sumisión a Dios. La prohibición de comer ‘del árbol de la ciencia del bien y del mal’ expresa esto: ‘porque el día que de él comieres, morirás’” (No. 396). El árbol, enseña el Catecismo, representa los límites que las criaturas humanas deben estar preparadas para abrazar. Dependemos de Dios; nuestra libertad está sujeta a la ley de Dios.

El mandato de Dios de no comer de ese árbol en el Jardín no podría haber sido más claro; ni las consecuencias amenazadas. Eso, al menos, Adán y Eva deben haberlo sabido. Asimismo, deben haber entendido que estaban arriesgando la amistad de Dios por su desobediencia. Sin embargo, podemos suponer que desconocían las consecuencias para las generaciones futuras y los resultados que han sido explicados completamente solo por teólogos posteriores.