Oh Glorioso San José, modelo de todos los que se dedican al trabajo, alcánzame la gracia de trabajar con espíritu de penitencia por la expiación de mis muchos pecados; trabajar concienzudamente, poniendo el llamado del deber por encima de mis inclinaciones naturales; trabajar con agradecimiento y alegría, considerando un honor emplear y desarrollar mediante el trabajo los dones recibidos de Dios; trabajar con orden, paz, moderación y paciencia, sin retroceder nunca ante el cansancio y las pruebas; trabajar sobre todo con pureza de intención y desprendimiento de sí mismo, teniendo sin cesar ante mis ojos la muerte y la cuenta que debo dar del tiempo perdido, de los talentos sin usar, del bien omitido, y de la vana complacencia en el éxito, tan fatal para la obra de Dios.
Todo por Jesús, todo por María, todo a tu ejemplo, oh Patriarca, San José. Tal será mi consigna en la vida y en la muerte. Amén. (Compuesta por el Papa San Pío X)