Diezmos y donaciones caritativas

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El Código de Derecho Canónico de la Iglesia enseña: “Los fieles cristianos están obligados a ayudar en las necesidades de la Iglesia para que ésta tenga lo necesario para el culto divino, para las obras apostólicas y de caridad y para el sustento digno de los ministros. También están obligados a promover la justicia social y… a ayudar a los pobres con sus propios recursos” (Canon 222).

Aunque una contribución del 10 por ciento se mantiene como el ideal tradicional, la ley no especifica una cantidad que se deba dar a la iglesia parroquial local. En efecto, un comentario a la ley señala: “La obligación es de acuerdo a las posibilidades de cada uno ya que nadie está obligado a lo imposible, y las obligaciones familiares deben ser tenidas en cuenta… Hay que salvaguardar los recursos familiares”.

Debido a que debemos apoyar a los pobres y contribuir a las causas que luchan por la justicia social, los católicos interesados ​​podrían querer dividir sus recursos caritativos entre varias causas. Las necesidades de las parroquias siempre tendrán prioridad sobre la generosidad del Pueblo de Dios, pero también se pueden considerar las colectas diocesanas especiales (u otros esfuerzos, incluso cívicos) que ayuden a los pobres y busquen hacer del reino de Dios una realidad visible en nuestro tiempo.